viernes, 23 de marzo de 2012

Crónica de un reportero de cancha.

Por Andrés Gallegos

REPORTE 1:

Vean como el técnico escupe. Arroja un sólido montón de saliva de su boca y lo lanza con admirable puntería al filo de la raya de cal de su área técnica. He visto con detenimiento la agonizante secreción del entrenador y deduzco que se encuentra preocupado. Muy preocupado. Su equipo pierde y sus ideas están tan extraviadas como ese escupitajo que dormita en el verde césped.

REPORTE 2:

Reporto que el entrenador, en un arrebato de furia, arrojó su cuaderno de notas al suelo. Esta exaltado, furioso. Los ojos se escapan de sus órbitas. Su cara enrojece. Su mirada es de pánico. Camina con frenética desesperación, lo persiguen los fantasmas, le dará un ataque al corazón. Ahora mira al suelo, ¿recogerá su libreta?, ¿cuál será la nueva porción del terreno de juego que será su víctima?. El técnico mira extraviado al terreno de juego, tarde o temprano lo despedirán, y lo sabe.

REPORTE 3:

Con la novedad de que el estratega reclamó varias decisiones arbitrales al cuarto oficial. Lo insultó de arriba abajo, con la voz llena de furia. Lo llamó pendejo, imbécil, hijo de puta, la concha de tu madre, vete a la mierda, ciego, débil mental, bueno para nada, maricón. Le dijo hasta de lo que se iba a morir, que ojala agonice lentamente de alguna enfermedad degenerativa, que no tenía el derecho siquiera de considerarse un ser pensante. Tengo la impresión de que el entrenador acudirá al vestidor, sacará una pistola y le apuntará directamente a la cara del colegiado. Regreso con ustedes cuando el árbitro reciba la primera bala.

REPORTE 4:

A punto de terminar el primer tiempo, aprovecho para adelantar algunas preguntas que tendré el honor de formular a algún futbolista que tenga la suficiente paciencia para escuchar mi surtido rico de cuestionamientos prefabricados. Le preguntaré como se siente, y el jugador me responderá que mal porque van perdiendo. Luego lo indagaré por su actuación en el juego, y me dirá que no lo está haciendo bien pero quedan 45 minutos donde sucederá cualquier cosa. Cuando le cuestione sobre lo que falta por hacer para el segundo tiempo, el futbolista me espetará que el equipo juega bien pero no han sido contundentes. Y cuando estemos fuera de micrófono, le pediré su playera.

REPORTE 5:

El estratega manda a calentar a sus jugadores, lo cual no es novedad porque todos los entrenadores del mundo lo hacen. Pero la fuerza de la costumbre me obliga a reportar lo obvio. Vean como los jugadores suplentes mueven con supina destreza sus piernas, atestigüen sus rostros de determinación y esperanza por estar a la espera de una oportunidad para jugar, con el corazón en la mano por poder entrar y hacer vibrar a la gente con un grito de gol. Y lean mis frases hechas, mi prosa descocida, mi perpetua filiación a los moldes retóricos de siempre, y mi incapacidad para poder reportar más allá de lo evidente.

REPORTE 6:

Si me preguntan mi opinión, considero que el entrenador debe ser despedido, echado a patadas del club, salir por la puerta de atrás, responder por su incapacidad para ganar partidos y resolver la deuda externa del país. Sus múltiples gritos son un pedido de auxilio para que lo corran más pronto que tarde, las caras de sus auxiliares, esos fieles escuderos protegidos por el caparazón de tortuga de su jefe, son la prueba de un ajusticiado a muerte al que solo le quedan minutos de vida. Y si me preguntan a quien deben poner en su lugar, propongo desde este momento mi candidatura. No tengo título de entrenador, ni preparación, conocimientos de táctica y estrategia, o experiencia previa. Pero cuento con una capacidad innegable, la presunción del periodista que cree saberlo todo.

REPORTE 7:

Miren que pedazo de chimenea está hecho el entrenador. Fuma por todos lados. El humo se le sale hasta de las orejas. Fuma con impaciencia, fuma sin probar el cigarro siquiera, fuma para olvidar su ineptitud. Veo la caja y me parece que son cigarros de los caros, de marca. Lo que le pagan a la chimenea con saco y corbata deberían usarlo en ayudar a los niños pobres, o en aumentarme mi salario. ¿Por qué reporto con tanto alarmismo la incubación de un futuro enfisema pulmonar del estratega?. Les contaré un secreto. Soy integrante de una asociación anti-fumadores… que también fuma.  Y les contaré otra confidencia. Me pagan para hablar de nada, como todas esas señoras que van a los salones de belleza a convertir achaques internos en dramas de telenovela.

REPORTE 8:

Terminó el encuentro. Opino lo mismo que ustedes, compañeros de cabina, que el partido fue bueno, de ida y vuelta, pero ganó el equipo que yo quise ver ganar. Me deben una apuesta, una comida y el tiempo perdido por escucharme. Vendrán otros partidos, otras historias por contar, pero no se preocupan, conmigo escucharán el mismo relato, porque para mí, todos los juegos los veo de la misma manera. Soy su reportero de cancha, un saludo y que les vaya bien. 

El evangelio del futbol según San Raúl Orvañanos

Por Andrés Gallegos

Ficticia crónica del APOEL Nicosia-Real Madrid, cuartos de final de la Champions League. Prosa con especial dedicatoria a la autobiografía de Ibramovic.


Qué bonita tierra es Grecia. Llena de playas, de edificios históricos y unos bonitos restaurantes donde sirven una excelente comida. Cada vez que vamos a ese lugar, nos tratan de maravilla, como la vez que fuimos a cubrir las olimpiadas de Sydney, hace cuatro años. La gente era muy agradable y hablaban un idioma muy extraño, estoy seguro que no era el español. Es lo bueno de ser gente de mundo. Tantos viajes y tantas vivencias, soy un privilegiado por ir a tantos lugares y probar tanta y tan buena comida que surten en los aviones.

¡Qué jugador tan feo es Di María!. Me recuerda mucho al Hobbit Bermúdez, por su fragilidad física, y a Ramoncito Morales, porque juega como medio tirado a la banda y manda buenos servicios.  Pero imagínate que te lo encuentres una noche en la calle. Mejor le das la vuelta. Yo creo que le favorecería el gel que usa Cristiano Ronaldo. Lo haría menos aborrecible. Me llegó un Twitter de un inteligente y lúcido televidente, que dice que yo no tengo razón en mi comentario, y me mandó unas fotos de Pepe y Mesut Ozil. Gracias, un saludo a la bella ciudad de Twitter, en la Unión Americana.

El estadio del APOEL me recuerda mucho el Luis Pirata Fuente de Veracruz, por ser un estadio de fútbol  y porque tiene una cancha de pasto verde donde veintidós jugadores patean un balón. No saben la cantidad de comida y buenos restaurantes que hay en el puerto jarocho. Sobre todo los mariscos, tan buenos y frescos que parece que los sacaron del congelador de un supermercado en ese mismo rato. Cada vez que vamos a Veracruz, nos tratan de maravilla. Saludos a toda esa extraordinaria gente del bello puerto de Acapulco.

Cuánta historia la del Real Madrid. Y que grandes jugadores ha tenido con el paso de los años. Di Stéfano, Puskas, Raúl, Fernando Hierro, y otros tantos. Pero el mejor es el mexicanísimo Hugo Sánchez. Tengo una anécdota con el Pentapichichi. Estábamos comiendo en un restaurante, recuerdo que Hugo tenía una envidiable condición física y dos niñas hermosas (creo que todavía las tiene). Hablábamos de su paso en el Real Madrid, de aquel gol de chilena ante el Logroñés (por cierto, si revisan bien Logroñés al revés dice Señor Gol, me reí media hora ante tamaño descubrimiento), de sus actuaciones en la selección, cuando de repente me dijo con una sonrisa. “El pollo está muy agrio, macho”. Acto seguido llamó al mesero, le aventó la comida a la cara y le regaló una gorra autografiada. Una gran persona Hugo Sánchez.

Que buenos jugadores tiene el APOEL. Como el tres ese pelón que corta muchos balones en la central,  muy parecido a Darío Verón. También está el portero del cabello largo, los mediocampistas estos que son muy buenos porque son portugueses, según me dice mi compañero Diego Balado, un chico morenito que se parece a Joao Rojas del Morelia, y su entrenador, que debe tener unos cien años. Y claro, está Esteban Solari, gran goleador de Pumas. Un saludo a Solari, que nos está viendo desde la banca de su equipo, y también a todos los seguidores de Pumas que deben seguir sus pasos por la televisión.

A pesar de su conducta, me parece que José Mourinho es un gran entrenador, porque sé de muy buena fuente que quiso al Chicharito Hernández en el Real Madrid. Estoy convencido de que sus abrigos y bufandas son muy caros, y que no los compra en cualquier tienda de ropa. Debieron costarle una fortuna. Me gustaría que dirigiese algún día al Atlante,  o a la Selección, pero siento que fracasaría porque no conoce el fútbol mexicano. Además, si el Chelis dice que es un farsante, yo le creo, no por nada es mi compañero en Fox Sports. Entiendo que la anterior frase es una contradicción, pero todos mis comentarios así son.

Seguramente Lionel Messi es el mejor del mundo. Pero Cristiano Ronaldo es un gran jugador. Lo mejor del lusitano es que cobra muy buenos tiros libres. Siempre pasan cerca de algún vendedor de paella del Santiago Bernabéu o de algún camarógrafo que se encuentre detrás de la portería. También Benzema, el francés, es un gran goleador porque mete goles, y Casillas es un buen portero porque realiza atajadas que evitan anotaciones. Iker me recuerda un poco a mí cuando era arquero del Atlante, como  aquella vez que le desvié ese disparo a Pelé cuando el Santos de Brasil fue a jugar a México.  O' Rei me felicitó ese día y me dijo con gran respeto: “Si yo no fuera Pelé, me gustaría ser Raúl Orvañanos”.

Terminó el partido. Como era de esperarse, el Real Madrid salió a jugar con once futbolistas y efectuó varios disparos a la portería del APOEL. Los chipriotas se esforzaron mucho porque corrieron y metieron la pierna muy fuerte. Me encantaría darles el resultado del partido, pero mejor damos salida a algunos saludos de Twitter. Este mensaje dice que la transmisión es muy buena, pero que Nicosia está en Chipre. Ah caray, muy bien por esa señora.  Me despido desde la Ciudad de México, junto a mi buen compañero Diego Balado, que tiene un bonito restaurante donde se hace buena comida. Siempre que vamos al D.F, nos tratan de maravilla.